Cuando adoptamos una mascota, preferible a la opción de su compra, tenemos que ser conscientes de la responsabilidad que conlleva, sopesándolo con los beneficios increíbles para los niños y, por supuesto, también para los adultos.

Está demostrado que las mascotas aumentan la socialización y la autoestima de los niños. El vínculo que se establece entre ellos es tan especial y beneficioso que permite incrementar su confianza en sí mismos, al sentir que son capaces de cuidar de otro ser vivo.

Los niños que crecen con mascotas desde bebés tienen menos riesgos de padecer alergias y asma. Ya que al estar expuestos al pelo de los animales desde el nacimiento, el cuero desarrolla inmunidad ante estos agentes externos.

Entre los tres y los cuatro años existe en los niños una gran predisposición a adquirir hábitos, emociones y valores. Por lo tanto, sería un buen momento para tener una mascota en esta primera etapa de desarrollo.

Tener un gato o un perro ayuda en el proceso de madurez del niño, le enseña el valor de adquirir un compromiso. Es un momento genial para comenzar a trabajar el concepto de responsabilidad. Por supuesto, es necesaria nuestra orientación para informarlo sobre los cuidados y las necesidades que requiere.

Los psicólogos están de acuerdo y creen que, con una mascota, los niños tienen la oportunidad de relacionarse, jugar, conectar y educar a otro ser vivo. Les ayudan a desarrollar áreas como la empatía y la conciencia ecológica que generan sentimientos de comprensión y humanización, y ayudan a gestionar las emociones para interaccionar de forma asertiva.

De este modo, permite que mejoren sus habilidades motoras. El hecho de tener un perro hace que los niños corran, paseen o jueguen con su animal. Estas actividades, además de ejercitar el animal, ayudan a que los niños abandonen actividades sedentarias y se muevan. Prefieren jugar con ellos antes de que encender la televisión, el ordenador o ponerse a jugar con un videojuego, algo muy importante en la sociedad en la que vivimos.

Cuando las mascotas están en casa pueden ayudar a aliviar la ansiedad por separación en los niños cuando los padres no están en casa. Son parte de la familia, les darán apoyo emocional necesario en la espera de su vuelta. Los animales son muy cariñosos y su presencia en casa les ayudará a que sientan gran seguridad y confianza.

Las mascotas contribuyen a reducir el estrés y los sentimientos de ansiedad ante situaciones problemáticas, difíciles o complicadas. Los perros y los gatos se comunican con las personas de una manera especial, única, muy eficaz para el desarrollo emocional de los niños.

Similarmente, es obvio que tenemos que valorar qué mascota sería la más adecuada para nuestros hijos. Por un lado tener en cuenta qué tipo de cuidados necesitaría y, por otro, valorar qué utilidad puede aportarnos. Si buscamos una mayor socialización, fomentar la actividad física y el compromiso, deberíamos optar por un perro.

Por otra parte, numerosos estudios avalan que los gatos, como animales de compañía, son capaces de prevenir las enfermedades cardiovasculares, calmar los nervios, liberar el estrés y combatir los estados de depresión, gracias al placer que produce acariciarlos y escuchar su ronroneo, y a la tranquilidad que trasmiten con su actitud relajada.

Todos en casa podemos beneficiarnos de esto. Sin olvidar la gran cantidad de situaciones divertidas que son capaces de protagonizar. La risa surgirá, con todos sus beneficios para la salud, los cuales son más que conocidos.

Queda claro que los beneficios que aporta una mascota en un hogar con niños son innumerables.

La compañía de un animal mejora la calidad de vida, aumenta la longevidad, preserva el equilibrio físico y mental, reduce el estrés, disminuye el índice de depresión en general, previene las enfermedades cardiovasculares, aumenta la socialización y la autoestima… Y, por si todo esto fuera poco, da cariño, seguridad y confianza.

Cuidemos a nuestras mascotas lo mismo que ellas cuidan de nosotros.